4 consejos para mantener los minerales brillantes

La limpieza y conservación de las piedras no es una tarea muy compleja, aunque debes hacerlo con cuidado y tener en cuenta sus propiedades físicas, para evitar cualquier problema o rotura.

Cada mineral brilla de una forma diferente. Esta es una de sus propiedades físicas más destacadas. Si alguna te has preguntado cómo cuidar los minerales, entonces has llegado al post perfecto. Aquí hablamos sobre el mantenimiento de los minerales brillantes por más tiempo.

Sobre el brillo de los minerales

El brillo es una de las características principales de las piedras. Es la apariencia que adquiere la superficie de un mineral cuando se refleja la luz en él. Se relaciona con su transparencia, capacidad de refracción y estructura del mineral.

Se consideran dos tipos principalmente: metálico y no metálico. Los primeros suelen ser minerales opacos, reflejando completamente la luz. Por ejemplo, la pirita o la magnetita. Dentro de los no metálicos hay diferentes subcategorías:

  • Vítreo. Recuerda al brillo del vídrio. Cuarzos o turmalina.
  • Céreo o resinoso. Apariencia de resina. Azufre o blenda.
  • Adamantino. Muy brillante, como el del diamante, circón o cerusita.
  • Sedoso. Similar a la seda, por ejemplo en asbestos o yeso fibroso.
  • Nacarado, como el de la madre perla. Es el del talco o moscovita.
  • Graso. Apariencia de superficie aceitosa. Serpentina o cordierita.
  • Mate o terroso. Sin brillo. La caolinita o pirolusita.

Mantén tus minerales brillantes

1. Piedras que no puedes sumergir en agua

El mejor material para limpiar un mineral brillante es el agua. Pero cuidado, hay piedras que, por su composición y estructura, pueden dañarse o disolverse en el agua. Estas son las más comunes:

  • Oxidación. Le pasa a la galena, la pirita o el hematites.
  • Disolución. Le puede ocurrir a la selenita, la celestita, la calcita o la halita.
  • Pérdida de color y brillo. En piedras como la azurita, el apatito, o la malaquita.
  • Daño estructural. La lepidolita puede exfoliarse. La turquesa o la crisocola son porosas y pueden absorber el agua.

2. Limpieza con agua y jabón neutro

Si ya sabes que tu piedra no se dañará al lavarla con agua, estás preparado para empezar. Con agua tibia y jabón neutro, podrás pasarles un cepillo suave (por ejemplo, de dientes de fuerza suave) por la superficie de la piedra, sin apretar o forzar.

3. Sumergir en agua destilada

Después de haberlos limpiado, puedes sumergir en agua destilada (como la que se usa para planchar) durante unos minutos. Así podrás eliminar los restos que puedan quedar.

4. Limpieza en seco

Si quieres limpiar un mineral de la lista de más arriba, te recomendamos que utilices directamente un cepillo suave o un paño seco. Si quieres, puedes utilizar en algunas piedras alcohol isopropílico, que se evapora rápidamente. Aún así, consulta con un gemólogo experto antes de utilizarlo.

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Mantener los minerales brillantes desde el punto de vista holístico

Cuando hablamos de brillo de los minerales desde un punto de vista más espiritual y energético hablamos de su vibración. Cuando vibra correctamente, un mineral es capaz de conectar con la luz del universo y proporcionar diferentes beneficios.

La clave está en realizar limpiezas y cargas de energía periódicamente.

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